Los rasgos físicos de las personas vienen determinados por la expresión de nuestros genes, en lo que parece ser infinitas posibilidades combinatorias, de tal manera que cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles ... o casi.
Hay infinidad de webs que afirman que todos tenemos un doble y en un de ellas la siguiente frase: “Quizá, en el fondo, todo esto no sea sino un asunto de probabilidades: la naturaleza no tiene tantos fenotipos de dónde escoger y, al final, termina por repetir algunos.”
El viernes en un radio de dos metros me encontré con dos desconocidos casi exactos a dos personas que conozco; no solo es que se parecieran físicamente, también el gesto, la mirada y la forma de moverse ¡Eran casi idénticos! Uno estaba delante de mí y el otro a la izquierda, la cosa me resulto tan inquietante que llegó un momento en el empecé a mirar a la derecha. La sensación era extraña, mitad alivio porque solo había caras desconocidas y mitad decepción porque en el fondo esperaba encontrar un nuevo clon.
Al final va a resultar que somos únicos, pero solo un poco porque hay muchas posibilidades de que haya más de una copia de cada uno.