Siempre he odiado a la
gente soberbia, los fanfarrones embriagados de su propio ego me sacan de mis
casillas, los peores son esos que, además de en el hablar, se exceden en el
comer y el beber. La imagen de un tragaldabas masticando mientras habla de sí
mismo se me hace insoportable.
Para mi desgracia mi
devenir profesional ha hecho que acabe laborando en la ciudad de los bravucones
por excelencia: Bilbao.
Cierto es que, tras dos
años de estancia en la capital, estoy tan integrado que practico el noble arte
del poteo vespertino con pareja desenvoltura a la de cualquier oriundo, vamos
que, pocos serían capaces de discernir si procedo de Deusto o de Indautxu.
Nuestra cuadrilla se
compone de cinco incondicionales que, tarde si y tarde también, realizamos fiel
peregrinaje por una ruta trazada tras años de intensa investigación estadística
y comparativa: sabor, precio y simpatía de las camareras, la compañía es
importante a ambos lados de la barra.
Hace tres semanas la
cuñada de Patxo, uno de los cinco magníficos, nos encalomó a su hermano Kike,
recién divorciado, grande y boceras. Uno de esos tipos que rebosan tanta falsa
autoconfianza como brillo en su calva cabeza; el tal Kike era un tolosa de manual,
pseudoerudito en artes y ciencias,
pretendía saber de cualquier tema, por dispar que fuera, desde la
gastronomía precolombina hasta el arte suiseki. ¡Si hasta nociones de biblieconomía
decía que tenía!!
Ya os habréis percatado de que no era calaña de mi agrado, así que una tarde de
viernes decidimos darle una lección de humildad y ponerlo en su sitio, habíamos
pasado demasiadas veladas de tensa tregua y ya era hora de que aprendiera.
Las barras desprendían
la alegría del fin de semana recién estrenado, todo fue entrar en el bar de
Maritxu y toparnos de frente con una magnífica fuente de las gildas especiales
de la casa, brillantes y aceitosas, con sus anchoas en grana bien regordetas,
faltó tiempo para que alguien lanzase el archiconocido desafío: “no hay güevos
a comerse esas gildas de una sentada” y claro, nuestro Kike entró al trapo, la
gula brillaba en sus ojillos de niñote malcriado.
Una, tres, cinco, ocho, dieciocho, yo qué sé cuántas zampó, las gilditas desaparecían como si resbalaran por su boca, hasta que la última decidió quedarse de palique con la epiglotis, ni p'arriba ni p'abajo, el único que se elevaba era Kike, que con la cara amaranto empezó a hacer tremendos aspavientos. Cuando dejó de moverse nos asustamos de veras y sin pensarlo dos veces lo levantamos y subimos la cuesta de Areilza hacia la Cruz Roja, Kike iba tieso como una tabla de surf, ¡Con decir que desde entonces nos llaman los B.B.B. (Bilbao's Beach Boys)!
Diagnóstico y alta: espasmo laríngeo por reacción irritante ambiental. Kike estuvo toda la noche ingresado, conoció a una amable enfermera lituana que quedó prendada de su sabiduría y nos libró de él para siempre.
Final feliz, un engreído menos en Pozas.
Escribí este relato en mayo en colaboración con Ximo , nos presentamos a un concurso y ganamos confianza, compañerismo y mucha ilusión. El concurso pedía que Bilbao debía estar presente en la historia, al jurado no le gustó demasiado, espero que a vosotros un poco al menos si ;)
Si quereis sumergiros en el magnifico trabajo de Ximo Segarra, este es su blog:Un planeta llamado Acapu
Una, tres, cinco, ocho, dieciocho, yo qué sé cuántas zampó, las gilditas desaparecían como si resbalaran por su boca, hasta que la última decidió quedarse de palique con la epiglotis, ni p'arriba ni p'abajo, el único que se elevaba era Kike, que con la cara amaranto empezó a hacer tremendos aspavientos. Cuando dejó de moverse nos asustamos de veras y sin pensarlo dos veces lo levantamos y subimos la cuesta de Areilza hacia la Cruz Roja, Kike iba tieso como una tabla de surf, ¡Con decir que desde entonces nos llaman los B.B.B. (Bilbao's Beach Boys)!
Diagnóstico y alta: espasmo laríngeo por reacción irritante ambiental. Kike estuvo toda la noche ingresado, conoció a una amable enfermera lituana que quedó prendada de su sabiduría y nos libró de él para siempre.
Final feliz, un engreído menos en Pozas.
Escribí este relato en mayo en colaboración con Ximo , nos presentamos a un concurso y ganamos confianza, compañerismo y mucha ilusión. El concurso pedía que Bilbao debía estar presente en la historia, al jurado no le gustó demasiado, espero que a vosotros un poco al menos si ;)
Si quereis sumergiros en el magnifico trabajo de Ximo Segarra, este es su blog:Un planeta llamado Acapu
jajaja, fanfarrones hay en todas partes. De esa zona conozco tres en particular: uno de Ortuella, otro de Muskiz y al tercero lo conocí en Bermeo, y me vi obligado a meterle un corte (de los buenos). Por lo demás, la gente de ahí me parece la hostia de maja. Con las chicas ya es otro tema, me parecen majas todas, quizá porque las que conozco no van de ese palo.
ResponderEliminarUnha aperta, rula! :-)
La idea era hacer algo simpático, aunque muchos me han dicho que no tengo sentido del humor, yo lo intento.
EliminarUn poco de chulería nunca viene mal y con genes o sin ellos, algo de vascos ya tenemos los dos. Será el clima.
Bicos y apretas :)
¡Vaya con Kike! Seguro que aprendió que no se puede ser tan tragaldabas :)
ResponderEliminarUn abrazo!
Nunca se sabe, igual le vino bien el cambio ;)
EliminarUn besito.
Yo creo que Kike tenía amigos en el jurado del concurso... y por eso no ganamos ;)
ResponderEliminarUn placer esa colaboración contigo, aunque en el fondo tengo un regusto de decepción, porque... jo... ¡no he probado todavía ni una gilda! ¡ni aunque sea una pequeñita! Ay ay ay...
Ya lo remediaremos ;)
¡Un abrazo para ti, cocinera de palabras!
Seguro, seguro que estaba medio amañado, ya te dije que a los bares colindantes no les iba a hacer ni pizca de gracia la publicidad que le dábamos a Maritxu!
EliminarLo de tu cata de gildas hay que arreglarlo cuanto antes!!!
Y qué bonito eso de cocinera de palabras, ¡me gusta! Aunque creo que primero pasaré una temporada de pintxe y luego ya veremos.
Fue un gustazo, el ánimo y la ilusión que transmites es imparable.
Me encantó.
Ximo-Ximito :)
Querida de esos sobran en todas partes, que seguro que aprendió la lección,.
ResponderEliminarBesos
Me agradan tus visitas, espero que fuese una pequeña lección.
EliminarBesos&abrazos
Tengo mis dudas de que aprendiera...pero la lección fue muy buena, dar de lleno en la garganta a ver si aprendía a controlarla, esas cuerdas vocales deberían haber quedado tocadas-.
ResponderEliminarXimo tu imagen como siempre ¡magnifica¡
Besos a ambos
tRamos
Que gusto verte por aquí Tramos de Romero! :)
EliminarTe mando un abrazo grande.
Querida estrella :) me he reído un rato imaginando la cara del jurado al leer eso de : "Para mi desgracia mi devenir profesional ha hecho que acabe laborando en la ciudad de los bravucones por excelencia: Bilbao".
ResponderEliminarJajajaajajaaj... el relato es bueno, te lo digo yo, pero tu "editor" debía estar de resaca el día que te debió asesorar sobre lo "políticamente correcto" al hablar de Bilbao teniendo en cuenta que se trataba de un jurado "botxero". ;) Podías haber introducido, por ejemplo, lo del ingenio bilbaíno al bautizar los afamados pintxos con el nombre del famoso personaje de Rita Hayworth, Gilda, aludiendo a lo verde y picante que les resultaba a los mozos de la época.
En fín, que eres un poco bruta y no te gusta hacer la "pelota". A mi, que no soy del mismo Bilbo, me ha encantado ;)
Besos querida mía.
Ya sabes que la diplomacia no es lo mío. ;)
EliminarEl año que viene les haremos la pelota de forma indecente.
Antes de escribir el cuentito no conocía la historia de las gildas. Pero creo que las inventaron los gipuzkoanos, lo mismo da porque están requeterrrikaaas.
No me despido porque te tengo ahí abajo,ubicuo! :)
Ah, por cierto, felicitaciones a Ximo, la ilustración es genial. Kike ha quedado "niquelado" con su calvorota y su panza txikitera y todo ;)
ResponderEliminarEjem, ejem, me temo que primero fue la calva y luego la descripción. Un Photoshop de letras podría decirse. Ximo tiene un sexto sentido y supo captar la realidad alopécica de la mayor parte de la población masculina bilbaína.
EliminarAhora sí, un beso grande-grande.
Jjajajajaj lo de la gastronomía precolombina y el arte suiseki me ha llegado al alma jaahjaj
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos y buen finde.
Y cuidao con las gildas...
; )
Reír es una de las mejores cosas que tiene la vida!
EliminarLa vinagreta siempre tiene su punto de peligro ;)
Una nueva semana discurre desde tu visita, mi tempo es lento.
Un abrazo
A mí si me ha gustado, sobre todo porque conozco un par de sabiondos tragaldabas, espero con impaciencia el día en que una enfermera lituana o de cualquier otra nacionalidad los separe para siempre de mi vida. Jajaja.
ResponderEliminarSalud!
Hacer algo que pueda llegar a ser divertido me parece complicado, no era la idea inicial, pero eso fue lo que salió, dejándome llevar.
EliminarMe ha alegrado tu visita porque me ha hecho volver a tu blog y disfrutar de tus letras.
Un abrazo.
Y yo aquí, despistada y sin enterarme que habías vuelto...
ResponderEliminarme gusta mucho tu relato divertido y un tanto burlón y la simpática imagen de Acapu
Besos para los dos.
Gracias Socorro :)
ResponderEliminarYa tengo ganas de verte! En menos de un mes está hecho!!
Yo he pasado por tu blog, varias veces, pero tus palabras eran más que suficiente, mucha tristeza y dolor, que no me ha salido decir nada.
Muxu Handia!!
Pues no va haber gildas para tanto fanfarrón como hay suelto por ahí.
ResponderEliminarOsasuna!
Si fuese la solución muchas muuuuchaaaas prepararíamos. :)
EliminarLos grillos serían para los corruptos?
Ondo izan.
Pues este relato tan botxero ya lo leí yo, pero no sé si la gilda se me atragantó a mí también o qué... pero no lo comente´, y creía estaba yo de que sí. De nuevo sorry!
ResponderEliminarLas gildas nunca me han gustado, no soy de picante yo...
Pero este fenómeno de tragaldabas y bravucones o fanfarrones, ya me los conozco bien, sí! Y también he de apuntar que no han de ser necesariamente del Botxo... ni de sus aledaños, no! Que haberlo los hay en cualquier parte del mundo mundial.
Pues ná, que el experimento me pareció curioso y de resultado más que bueno, que al jurado le haya apetecido comerse otra Gilda... pues allá ellos,oye!
Gora gu eta gutarrak!
Muxuak!
;)